Ingredientes
4 comensales
Un kg. sardinas
2 tomates
Una cebolla
Un pimiento rojo
4 dientes de ajo
100 ml. vino blanco
2 hojas de laurel
2 cucharaditas de pimentón dulce
150 ml. aceite de oliva
Agua y sal.
Preparación
1.- Limpiamos y escamamos las sardinas, retiramos las vísceras, la cabeza y la cola lavamo las sardinas y luego de escurrirlas reservamos el pescado en una fuente.
2.- Picamos la cebolla en brunoise, los dientes de ajo en láminas, el pimiento rojo y el tomate en dados.
3.- Incorporamos las verduras a una cazuela baja, colocamos encima las sardinas, las dos hojas de laurel y sazonamos.
3.- Vertemos encima de las sardinas el aceite de oliva, el vino blanco bien mezclado en un vaso con una cucharadita de pimentón dulce, añadimos también medio vaso de agua.
4.- Espolvoreamos con una pizca de perejil picado y finalmente repartimos encima de las sardinas una cucharadita de pimentón dulce.
Los líquidos de la cazuela no deben cubrir totalmente las sardinas.
3.- Ponemos las sardinas con tomate a fuego medio y cuando comience a hervir, bajamos a fuego lento. Cocemos unos 20 minutos meneando la cazuela de vez en cuando para que espese la salsa.
4.- Servimos en la misma cazuela y acompañamos el pescado con patatas cocidas.
2.- Picamos la cebolla en brunoise, los dientes de ajo en láminas, el pimiento rojo y el tomate en dados.
3.- Incorporamos las verduras a una cazuela baja, colocamos encima las sardinas, las dos hojas de laurel y sazonamos.
3.- Vertemos encima de las sardinas el aceite de oliva, el vino blanco bien mezclado en un vaso con una cucharadita de pimentón dulce, añadimos también medio vaso de agua.
4.- Espolvoreamos con una pizca de perejil picado y finalmente repartimos encima de las sardinas una cucharadita de pimentón dulce.
Los líquidos de la cazuela no deben cubrir totalmente las sardinas.
3.- Ponemos las sardinas con tomate a fuego medio y cuando comience a hervir, bajamos a fuego lento. Cocemos unos 20 minutos meneando la cazuela de vez en cuando para que espese la salsa.
4.- Servimos en la misma cazuela y acompañamos el pescado con patatas cocidas.
Este pescado azúl posee ácidos grasos insaturados omega 3, que reduce los niveles de colesterol en sangre, lo que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares.
La sardina aporta a nuestro organismo proteínas y vitaminas A, D, E y del tipo B, aminoácidos esenciales, además de minerales como el calcio y el fósforo.
Las personas con problemas causados por niveles altos de ácido úrico deben consumir este pescado moderadamente, debido a que las sardinas son ricas en purina y aumentan los niveles de ácido úrico (gota).
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